Durante la formación de vapor en la caldera se producen impurezas, conocidas como sólidos totales disueltos (TDS son sus siglas en inglés). Si no se actúa, estas impurezas se acumularán y pueden causar graves daños a la caldera.
Además, estos sólidos crean incrustaciones en los tubos de caldera y reducen la transferencia del calor. La consecuencia de esto es el aumento de los costes de la producción de vapor.
Los controles de sólidos totales disueltos miden la conductividad eléctrica del agua de la caldera, lo que indica el nivel de sólidos totales disueltos en la caldera.
Un control preciso de los sólidos totales disueltos minimiza la cantidad de purga, reduce el riesgo de arrastres de la caldera, mejora la productividad y reduce considerablemente los costes operativos, incluido el tratamiento de combustible y sustancias químicas.